Nuevas estrategias de negocio basadas en el Internet de las Cosas

Los altos directivos de las mayores empresas a nivel mundial conocen el valor y los beneficios que les puede aportar el Internet de las Cosas pero esto no significa que se estén tomando las medidas adecuadas para aprovecharlo, de acuerdo a la encuesta anual realizada por Accenture junto a The Economist a más de 1.400 altos ejecutivos a nivel mundial.

La encuesta indica que, aunque la mayor parte de los ejecutivos creen que el Internet de las cosas puede contribuir a crear empleo, a reducir los gastos operativos y mejorar los ingresos, solo el 7% ha definido una estrategia clara y está invirtiendo en estas tecnologías. Además, cerca de las tres cuartas partes de los encuestados aseguran que aún no han invertido nada en el Internet de las Cosas.

Los ejecutivos encuestados en este estudio dan distintos motivos para justificar esta falta de inversión, desde la dificultad de acceso al capital y a la tecnología adecuada como a la falta de demanda de los clientes y de apoyo de los gobiernos.

La adopción generalizada del Internet de las Cosas se ve favorecida por la situación actual, caracterizada por la proliferación de sensores y dispositivos conectados y por una demanda universal de sistemas más rápidos y eficaces que faciliten el trabajo y la vida diaria.


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Principales conclusiones

La mayoría de los directivos españoles reconoce el impacto positivo que puede generar tanto en la economía como en sus empresas. El 68 % opina que el Internet de las Cosas mejorará en mayor medida la eficiencia operativa que los ingresos de sus compañías. Esta visión contrasta con la de sus homólogos europeos y mundiales, que opinan que el mayor impacto se producirá en la mejora en los ingresos (64 % de los europeos y 58 % a nivel mundial).

Además, el 82 % de los directivos españoles considera que se crearán más puestos de trabajo y el 57 % espera un incremento en los salarios.

Nuestro estudio refleja que el 60 % de los directivos españoles afirma contar en sus compañías con un conocimiento suficiente sobre el Internet de las Cosas. Además, el 88 % cree que sus empresas disponen de las capacidades necesarias para crear nuevas fuentes de ingresos derivadas de esta tecnología. Sin embargo, solo un 2 % afirma contar con una estrategia definida y el 60 % declara no haber realizado todavía ningún tipo de inversión en esta tecnología.

El 60% de las compañías en España no ha realizado aún ninguna inversión concreta en el Internet de las Cosas, cifra que a nivel global aumenta hasta el 73 %.

Los directivos españoles citan diversas razones que pueden estar frenando la expansión del Internet de las Cosas, como la falta de acceso al capital (64 %), a la tecnología (56 %) y a personal cualificado (52 %). Por el contrario, la visión europea y mundial considera un mayor freno la falta de demanda de los clientes y la falta de infraestructura de telecomunicaciones.

Este informe desprende que los líderes de las empresas españolas se muestran todavía cautos respecto a la adopción del Internet de las Cosas, aunque reconocen claramente el impacto positivo que les puede generar. De hecho, están empezando a dar los primeros pasos para su adopción como demuestra que el 56 % está en proceso de definición de su estrategia en torno al Internet de las Cosas.

Recomendaciones

En el último año hemos asistido a un drástico cambio en la forma de percibir las inversiones en tecnología digital, que ahora se consideran básicas para aumentar los ingresos. Es de esperar que en el futuro ocurra algo similar con el Internet de las cosas.

Nuestros resultados apuntan a que la mayor parte de los ejecutivos quieren seguir la tendencia en lo que al Internet de las cosas se refiere, pero pocos están dispuestos a abrir camino. Esa actitud puede tener sentido en algunos sectores, pero diversas tendencias sugieren un futuro en el que el Internet de las cosas será una fuerza cada vez más influyente. Entre esas tendencias cabe destacar el descenso en el coste de tecnologías para sensores, sistemas de almacenamiento de datos y potencia de cálculo, así como el acceso cada vez más generalizado a conexiones inalámbricas.

La combinación de estas tecnologías con las fuerzas transformadoras que, según la mayor parte de los encuestados, están apareciendo ya en el panorama empresarial hará que algunas empresas (las que se limitan a esperar el cambio tecnológico) se vean arrinconadas por nuevos competidores que irrumpirán en sus mercados con nuevos modelos operativos y servicios que cambiarán las reglas del juego.

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